Aunque el equipo se ha visto desgarrado por disputas internas en las últimas semanas, Red Bull sigue siendo un coloso invencible en las pistas. Al igual que hace una semana en Bahréin, los monoplazas de esta escudería dominaron claramente el Gran Premio de Arabia Saudita. Max Verstappen consiguió su victoria número 56 en la Fórmula 1 y su compañero Sergio Pérez terminó segundo.
Ferrari ocupó la tercera plaza, con Charles Leclerc; el desarrollo fue muy parecido al de la semana anterior en Bahréin. Verstappen se defendió hábilmente su posición en la primera curva y luego se lanzó hacia adelante para escaparse.
Leclerc, en el segundo puesto, tuvo que defenderse del piloto mexicano quien le seguía en lugar. El momento crucial llegó en la sexta vuelta, cuando Lance Stroll tocó ligeramente las barandillas y posteriormente golpeó con fuerza. Salió el coche de seguridad y varios pilotos aprovecharon para parar en boxes.
Tras esta situación Verstappen volvió a la segunda posición, mientras Lando Norris se quedaba en la pista, pero tras unas vueltas el soberano holandés recuperaba el liderato. Por otro lado, Pérez se vio en apuros, ya que los mecánicos le dejaron en el camino de Alonso, por lo que recibió una penalización de cinco segundos.
Pero no fue mayor problema debido a la fuerza de los Red Bulls, Pérez consiguió ventaja suficiente para mantener el segundo lugar incluso después de sumar la penalización. “Teníamos un buen ritmo, aunque tuvimos que hacer una segunda parte larga con neumáticos debido al coche de seguridad”, dijo Verstappen al final.
Charles Leclerc terminó tercero, y su colega Oliver Bearman, el joven de dieciocho años que sustituyó al enfermo Sainz y que terminó séptimo en su debut en la F1, también hizo un gran trabajo.
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